Vi a una hembra de antílope amamantar a un cachorro de león. Y conocí a una madre que dejó morir de hambre a su bebé. Sé de un indigente que evitó el atropello del banquero que lo deshaució. Y presencié el apaleamiento hasta la muerte de un inocente por una turba descontrolada de gente. He visto a un hombre pagar al asesino de su hermano; y a una mujer suplicar a su vecino que no matara a su marido, justo la víspera del crimen. Cómo una mujer es condenada a prisión por comprar leche con una tarjeta bancaria que encontró en el suelo. Y cómo un político corrupto es absuelto gracias a un tecnicismo procesal. He recogido en mi ciudad a personas sin hogar muertas de frío el mismo día que el ayuntamiento pagaba la última factura de la nueva dársena para yates de lujo. He visto la felicidad en la cara de un niño de Zambia al reencontrarse con su perro perdido, a pesar de no tener nada que comer. Y también el arrepentimiento en la cara del asesino, muriendo sin tiempo para pedir perdón.
Todos son recuerdos de mi vida. Momentos, que han marcado los años que he vivido y que ahora siento como aguijones que han quedado enganchados en mi alma. Me libraré pronto de ellos. De momento, aquí los dejo escritos.
Soy Deckard, otra vez.
cosasquevoyroy.blogspot.com.es
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