Voy a continuar con la lista. Ya tenía 5 cosas. Las siguientes están relacionadas con mis recuerdos sobre una mañana de verano en la costa este, que me gustaría revivir.
Justo unos minutos antes de salir el sol, es el mejor momento para levantarse de la cama y salir al jardín. La hierba alta se balancea bajo una suave brisa fresca, cubierta por las perlas transparentes del rocío. En ella hundo mis pies descalzos y siento su agradable humedad. Me oriento y camino hacia el este. A cada paso, la tierra esparce su fresco aroma que me da la vida. Llego a la valla y me apoyo sobre ella. Me dispongo a ver amanecer.7. Mirar ese efímero tono verde del cielo justo antes del amanecer.
Siempre hay una hilera de nubes sobre el mar que difuminan la visión del sol emergiendo a la superficie. Y justo antes de hacerlo, entre el azul de la noche y el rojo del horizonte, se extiende sobre el cielo una relajante franja de color verde pálido. Dura poco, apenas unos minutos, durante los cuales el mundo parece detenerse. Para mí, la paz es de ese color.8. Nadar desnudo en un mar en calma.
El sol ya está unos minutos sobre el horizonte y empieza a calentar el ambiente. Un sofocante bochorno pronto consigue ahogar la fresca brisa reinante. Cruzo la valla de mi jardín y salto a la playa. El mar está casi en calma. Unas suaves olas rompen apenas sobre la arena en ligero vaivén. Ignorando a los que pasean por la orilla a estas horas de la mañana, me quito la ropa y entro en el mar. Nado con fuerza para contrarrestar el primer escalofrío. Luego me estiro, cierro los ojos y me dejo mecer por las olas. Calma y quietud invaden mi alma.9. Reencontrar a mi primer amor.
Salgo del agua y me quedo de pie, dejando que el calor del sol seque mi piel. El ruido de las olas lamiendo la orilla es una de mis músicas favoritas. Abro los ojos y veo una chica acercarse por mi izquierda. Su silueta, recortada contra la claridad del cielo y la arena, me resulta familiar, tanto, que me quedo quieto en lugar de coger mi ropa y marcharme. Cuando se encuentra a tan sólo unos pasos, se detiene y la reconozco perfectamente a pesar de no haberla visto en 7 años. Un estremecimiento recorre todo mi cuerpo. No me atrevo a hablarle ni a tocarla, aunque el deseo de abrazarla y de no volverla a soltar nunca más es irrefrenable. Dicen quienes descubrieron el amor verdadero que el reencuentro con la persona amada es especial. Los años transcurridos desde la separación desaparecen en un instante, como si no hubieran transcurrido. Y, de repente, ambos se sienten transportados a aquel día en que aún estaban juntos, olvidando lo vivido después. Os puedo certificar que esto es cierto.10. Volver a ver el brillo de sus ojos un segundo antes de su primer beso.
Esa mirada, ese deseo, esa atracción, ese cosquilleo y esa mezcla de sensaciones, justo cuando el primer beso está a punto de estallar, son difíciles de repetir. Su imagen en aquel instante quedó hace tiempo congelada en mi memoria. Durante los 5 primeros años, cada día, al despertar, aquél fue mi primer pensamiento. Comenzaba cada día con aquella imagen. Pero un día, de repente, cayó en el olvido. Se había roto en mil pedazos, cada uno de los cuales vaga ahora por un lugar de mi mente y ninguno me habla ya.
Lástima que no pueda volver a ocurrir nada de aquello. En esta luna perdida donde vivo y de donde no puedo salir siempre es invierno, no crece el césped, no ruge el mar, no calienta el sol y todo es gris. Mi primer amor está a millones de kilómetros y ni todos los caballos del rey, ni todos sus hombres, podrían reunirnos de nuevo. Por eso ya no podré revivir ninguna de estas sensaciones. Si alguna vez las sentí, sólo son ahora pedazos de mi vida que ya no se pueden recomponer.
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