Antes de dejar L.A., volví a casa de Roy Batty. Había una cosa que debía hacer.
Después de su fracaso ante el Hacedor, y al no concebir más esperanza para sí mismo, quiso dejar un mensaje al mundo. Él me eligió entonces como su mensajero, precisamente por ser yo quien debía ser su verdugo, y por tanto iba a ser testigo de sus últimos minutos. Yo debía ser el ejecutor de su retiro, que presumí desde un principio más complicado que de costumbre, pero del que nunca esperé un desenlace tan intenso. Él tuvo en sus manos mi vida, pero me dejó vivir.
Fui testigo de su metamorfosis, de su sacrificio final. Así que corrí de vuelta a su piso sin dilación. Necesitaba encontrar pruebas que me ayudaran entender porqué las cosas se desarrollaron de esta manera. Necesitaba comprender el motivo de que alguien como él, en el último suspiro, decidiera hacer el bien. Necesitaba conocer los mecanismos que le han llevado, al final, a querer dejar una pequeña huella de humanidad.
Humanidad, un concepto que debería ser intrínseco a la especie humana, pero que es cada vez menos frecuente; y una palabra que hasta hoy no podía aplicarse a los nexus 6, y de la que Roy decide dar una muestra. ¡Qué gran contradicción! Así pues, era preciso para mí entenderlo y conocer cómo se ha podido obrar el prodigio.
En el ruinoso piso de Roy no encontré ordenadores ni memorias digitales ni demás soportes en los que, gracias a la tecnología, pueden almacenarse cantidades ingentes de información. Curioso cuanto menos que un ser como él, que representa la última generación de la biomecánica, no haya sacado provecho de estos avances tecnológicos. En cambio, esparcidos por toda la estancia, habían grandes cantidades de fotos, revistas, libros y cuadernos. Decenas y decenas de cuadernos con textos manuscritos, cuya letra, minuciosa y limpia, relatan anécdotas, hechos, historias y experiencias de una vida corta y atormentada. ¿Sus memorias?
Con todo ese material, huí lejos. Y, ahora, por fin, soy capaz de compartirlo. Espero encontrar en él las claves de lo que soy y de lo que puedo llegar a ser.
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